Tienes a la persona que provoca tu insomnio, tu respiración alborotada, el latir acelerado de tu corazón, frente a ti... miras sus ojos mientras te habla, lees sus labios mientras te cuenta lo que le ocurre... y cuando te toca hablar, finges estar pensando cuando, en realidad, estás inmerso en todo aquello que quieres decirle sin decir nada pues, después de muchas vueltas, llegas al mismo punto de partida...
Exactamente eso es lo que me pasa...
Le dices: - En este mundo, en esta época, en este mismo instante hay una persona muy especial para mí... Una persona que, después de hace más tiempo del que puedo recordar, reencontré!.. - porque aún no sé si en algún momento de mi vida, hasta ahora, la olvidé... la perdí como para tener que volver a buscar... - y he podido volver a conocer, admirar, confiar, querer... y me atrevo al decir que... volví a amar. - Hay razones en este mundo que el corazón no permite que la razón entienda. - ... sí, me enamoré de esa persona.
Aún me pregunto los motivos, las razones... las palabras que dijo... la mirada que utilizó para embaucar mi alma... pero conocí a esa persona y me di cuenta que era diferente a las demás. Una persona atenta... detallista... constante... extraño hoy en día en una persona esas formas de mirarme, hablarme. En cada una de sus palabras hay una llama que ilumina mis estímulos más recónditos... en cada una de sus miradas me hipnotiza... en la voz de sus labios caigo en un abismo de nubes de algodón transportándome a otros mundos de los que no quiero escapar...
El tiempo fue transcurriendo, al principio creí que sería algo pasajero... fugaz, efímero... y descubrí que empecé a tratar mi vida según mis sentimientos y sin quererlo... me enamoré de esa persona más... hasta el punto que mis amigos me trataron de locura transitoria, de obsesión... y aunque me costaba decirlo, yo decía que no. Que no era amor!
Llegamos a ser buenos amigos, otra vez, pero en toda amistad siempre hay problemas, controversias, puntos de vista, diferencias... hablamos, superamos, discutimos, nos dijimos cosas que hacen daño, pero cuando hizo falta... acudimos a las heridas, como la sangre, porque no hizo falta que nos llamáramos.
Hoy seguimos siendo buenos amigos, y creo que estoy cometiendo algunos errores, no obstante, lo que digo no concuerda con lo que hago y siento que hay mucha confusión en mi.
Ahora intento que me entienda... le digo algunas palabras escritas en un papel que intentarán asomarse a lo que realmente siento. No le pido nada... no quiero que me quiera de la manera que le amo porque esto hace daño... Amar de esta forma es doloroso pues mi aire lo respiro a través de su boca... los latidos de mi corazón son el movimiento de su mirada... de sus palabras... de los susurros que a veces dedica a mis oídos... No puedo decirle... porque no encuentro las palabras que lo expliquen, que lo que veo, siento y respiro, no lo puedo obviar pues no puedo evitar ver a esa persona.
... Cómo decirle, con palabras de este mundo, que pierdo el control de mi corazón cuando le hablo y desfallezco cuando dejo de ver a esa persona.
No sabría explicar el dolor que sentiría si esa persona, a la que amo!.. con todo el poder de mi cuerpo, pudiera sentirse mal por descubrir todo esto, o si no me creyera... que todo esto le parezca una absurda tontería... como a veces me lo parece a mí.
¿Sabes? no quiero frustrarme por el hecho de no decir lo que sentí en otro tiempo, y es lo que estoy haciendo. Tal vez, decírselo no cambie nada... pero no viviré en la vida de "no se lo dije por miedo", en la vida de "¿y si se lo hubiera dicho?" porque ahora... no tengo miedo... porque esa persona...
Eres tú!
Te amo!
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