sábado, 15 de enero de 2011

Irreversible (Sangre sudor y placer - 3ª parte)


Banda sonora ¡click aquí!

La calle está oscura, apenas las farolas iluminan el camino que has tomado para llegar a tu destino.

Corre un suave viento que mueve las hojas de los arboles... los carteles de los establecimientos, las lonas de los toldos... levanta las hojas de los periódicos del suelo... tu falda...
Tus tacones resuenan entre las paredes de la calle
En la puerta, custodiada por dos bestias humanas, hay un cordón de terciopelo como el de los reservados a los vips en los garitos lujosos...
Una escalera baja a las profundidades de un antro al que jamás habrías entrado, si estuviera lloviendo incluso...

...Imágenes que pasan por tu cabeza y que te han llevado al lugar donde te encuentras ahora... Sientes calor, fuego, ira, deseo, gimes y exhalas el aire sofocadamente, sientes que multitud de manos se apoderan de tu cuerpo... el placer que te provocan es inmenso... esas manos saben donde llegar... conocen cada rincón de placer que hay en tu cuerpo y logran su propósito... tanto que consigues tus pretensiones, no una, sino varias veces antes de que él pueda siquiera desabrocharse el pantalón.
Desesperadamente intentas zafarte pero no logras sino sentirte mas asfixiada por el hombre que se ha apoderado de ti... Gritas... le gritas... te tapa la boca para callar tus súplicas, le muerdes, se queja pero continua su hazaña...
La incrédula mirada suya hacia ti, te causa un morbo inesperado y mayor placer... intentas morderle los labios mostrando tu lado mas salvaje de lujuria. el se refugia en tu cuello y te absorbe con su deseo como si de un vampiro se tratara. Eso te excita... te ruboriza la piel... hace que fluya dentro de ti el rio de pasión que quieres que recorran sus manos... sus dedos... su miembro...

No deja de agarrarte las manos y su furia se concentra aun más en ti... su desesperación... su anhelo... su deseo te van invadiendo de calor... de agobiante sofoco, caluroso y sudoroso deseo de poseerte...
Empiezas a experimentar una sensación que se aleja del placer... frustración al no conseguir que te deje tocarle donde más lo desea... y quieres seguir intentando pero es inútil, él es más fuerte.
Gimes entre delirios de placer y angustia por un instante, clamando por tu libertad. Dejas tu deseo por un instante y se lo expresas... ¡suéltame! le gritas... no te hace caso, parece ensimismado contigo. Le insistes pidiendo que pare y no consigues que se detenga, te doblega... te sujeta fuertemente, luchan, tu por tu libertad, el por tu posesión, es más fuerte que tú y no consigues sino hacerte más daño al intentar soltarte.
Te tiene sentada sobre el lavamanos y está entre tus piernas... Intentas cerrarlas pero es inútil, es más poderoso su deseo que tus fuerzas. Ni siquiera consigues apartarlos unos segundos, su miembro esta cada vez más hinchado y roza tu entrepierna... ya no es placer... lo que te causa...

...sino miedo.

Con un ademán de fuerza, poder y agarrándote los brazos por las muñecas con una sola de sus manos te tira al suelo pero no se despega de ti ni un segundo, te tumba boca abajo... el dolor del impacto es tal, que poco a poco empiezas a entregarte al desengaño que, ahora, sus palabras descubren en tu cabeza, poco antes de que entrarais desesperados, por un impulso incontrolable de deseo y lujuria... Su cuerpo invade el tuyo con una presión asfixiante, de la que no te puedes liberar. Te suelta las manos pero de nada sirve esa fútil libertad porque su cuerpo postrado sobre el tuyo es más pesado y fuerte, no te dejan posibilidad de escapatoria. Sin romperte el vestido se deshace de tu ropa interior y enseguida se apodera de tu conciencia, la horrible sensación que será la experiencia de haber acompañado a aquel desconocido hasta los servicios.
Con sus labios te besa la nuca, te lame las orejas, y te repugna que lo haga, el aliento a alcohol y las gotas sudor que caen en tu cuerpo, entremezclado con las mil maravillas de aquel entorno, no lo hacen precisamente, el mejor de los perfumes de seducción.
Intentas incorporarte pero es inúltil y das por perdida esa guerra que tu misma quisiste empezar. Él, al darse cuenta de tu entrega al destino, no duda en tomar las riendas de su deseo y entrar en tu cuerpo...

...débil... frágil...

Sientes como su furia invade tu cuerpo. El hombre hace de ti un zombie por unos instantes y sólo deseas salir de allí corriendo, que salga de dentro de ti, que su fuerza no destruya tu interior como lo está haciendo. Quieres que se acabe... que se muera... que desaparezca de tu mente la imagen horrible de verte tumbada boca abajo sobre las baldosas de unos retretes. No deja de moverse y de hacerte daño con cada agitación de su cuerpo... de tu cuerpo sobre el suelo frío y húmedo que hace unos instantes era el lugar perfecto para el amor... para la pasión desenfrenada, que ahora él ha convertido en tu celda, en tu condena...
Sus convulsiones agitadas y continuas no desfallecen... te posee hasta lo más profundo de tu ser. El dolor que causa dentro de ti no tiene comparación a cualquier otro momento de tu vida, te hace daño, duele, molesta... en tu interior, en el interior de tu inocencia, en el interior de tu corazón, de tu alma que se evapora con cada agitación del monstruo en que se ha convertido...
Exhala aire y recobra fuerzas con cada suspiro, gime en tu oído... te obliga a oírle como dice lo mucho que está disfrutando contigo... Las lágrimas empiezan a nublar tu vista... no se cansa de repetirte si estás disfrutando como él... y lo único que deseas es morir... como lo ha hecho ya tu mente... tu espíritu... tu sombra... tu rostro...
Su agitación y gemidos van acompasados por sus jadeos, por su calor desprendido, por el sudor de su cuerpo... Son tan fuertes que ahogan tus llantos... tus movimientos no son sino los rebuznos de la bestia que te esta poseyendo...

... ira... ...odio... ...repugnancia... ...culpabilidad... ...sufrimiento... ...piensas en todo lo que ocurrió cuando sólo era un chico guapo, cuando te sonreía, cuando quería saber de ti tu nombre nada más, cuando te dijo lo guapa que eras...

...continua su batalla inmerso dentro de ti, agitándose, entrando en lo más profundo de tu ser y saliendo a tomar aire para entrar nuevamente...

...cuando te invitó a una copa, cuando te acarició el pelo, cuando te cogió de la mano, cuando te miraba de la forma en que te miraba antes de besarte pro primera vez...

Grita... exhala... suspira de placer... continua sus convulsiones cada vez con más fuerza... te sientes destrozada... como si todo lo que hubieras construido con tanto empeño se hubiera desmoronado con la primera mirada que te dedicó... te desgarra saber la crueldad cometida, la profanación de tu cuerpo que yace sobre la frialdad de un sucio rincón. Sus convulsiones más violentas se van frenando...
Sientes el calor que provoca dentro de ti su liberación, su desahogo, su pasión contenida... Cae rendido sobre ti dejando un peso muerto...

La música sigue sonando fuera, ensordecedora, amiga de los gritos desesperados, de las lágrimas, de los sollozos, de tus miedos desenterrados...

Sigue respirando sobre tu oído. Su aliento ahora convertido en un hálito del infierno te dicen lo mucho que ha disfrutado... que ninguna zorra le ha hecho disfrutar tanto como tú. Jadeante su respiración, se mueve entre tus nalgas para guardar el arma del crimen cometido. Se incorpora... sonríe por su victoria...

...se marcha... 

Te quedas unos minutos llorando en el suelo... sollozando como una niña a la que acaban de robarle la inocencia. Sientes odio, repugnancia de ti misma, te sientes culpable e irascible... pero no dejas de llorar... 
Al abrir los ojos tu pintura de ojos recorre tus mejillas, tu pelo, aunque recogido, tiene algunos mechones sueltos... Te incorporas y te da vergüenza mirar al espejo... ni siquiera sabes si volverás a mirarte nuevamente...

Como si volviera a tu encuentro... de pronto... se abre la puerta bruscamente y sólo te da tiempo de reaccionar para correr, al cruzar el umbral descubres que tan solo es otra mujer que quiere entrar a los lavabos... Sin fuerzas para huir te sientas en medio del pasillo... te acurrucas... y lloras hasta que las lágrimas ahogan tus pensamientos...

No sabes cuanto tiempo llevas allí sentada, el ensordecedor estruendo de la música y el humo de la sala te van devolviendo al mundo del que te sacaron.
Como si de un trueno se tratara... irrumpe en el pasillo un grito sofocado de un hombre que te llama la atención, proviene del lavabo de los hombres... tu expresión es de extrañeza, no es un grito de placer lo que has escuchado... el miedo se apodera de ti y huyes, ya por fin, con las pocas fuerzas que has recuperado...

... todo vuelve a la oscuridad... el viento sigue corriendo por la calle, las hojas siguen huyendo de ti, los carteles se mueven, tu falda también... cuando reanudas el camino, esta vez corriendo, tus tacones vuelven a resonar en la calle... gritas de miedo, ira, rabia... vuelves a oír los pasos... deseas que no sean reales...

lunes, 10 de enero de 2011

¿Cuántos plátanos hacen falta para formar una platanera?

     Estando en casa y pensando la forma de llegar a final de mes (sin que se me vuelva a pasar por la cabeza la idea de organizar algo parecido a "HEAT" de Michael Mann) descubrí que podia hacer chapucillas de esas que hago en casa como cambiar el termo que se ha roto, o arreglar una pared llena de humedad, aunque en este caso cobrando algunos eurillos.
     Luego pense que: ¿porque no me busco un empleillo de esos que trabajas a lo mejor unas horas a la semana y te dan algunas perrillas, como en la puerta de una disco de segurita o de barman.. (para lo de segurita me hacen falta unos cuantos danoninos mas XD!)? o vender cosas que ya no uso... o ser canguro (de animales y/o personas XD!)... 
     Un sin fin de posibilidades de esas que no hacen falta firmar ningun contrato ni pagar a hacienda los beneficios obtenidos y bla bla bla todo en "B" (que ahora se llama así, no entiendo que paso con el dinero negro. Ah ya sé, se convirtio en B por el tema del racismo y tal) Luego pense... que es lo que nos llevo a esta crisis?, como se despierta uno un día y dice: "¡Hoy voy a montar una crisis del copón!"? Porque está claro que alguien se levantó un dia con un mal pie de cojones. 

     Tentado a delinquir, ingnorando que hacienda somos todos, me puse a pensar en todos los que sí lo hacen... para poder llegar a final de mes. ¿Dónde está la necesidad y dónde está el límite? 
Los autónomos pagán un seguro social y unas cuotas de beneficios mensuales (hayas trabajado o no, aunque en algunas opciones es segun lo que hayas ganado) Igualmente no se quedan exentos de pagarse su propio seguro privado y su seguridad social obligatoria. 
     La ley exige estos dos tipos de seguros. Yo me pregunto ¿por qué? No basta con pagar un seguro y justificar su pago mensual, o donde esta el negocio para yo aprovecharme también? 

     Cuando estemos a punto de jubilarnos y Dios (hacienda) nos haga la cuenta de la vieja entonces diremos: "¡Ay este seguro que no pagué!, ¡Ay este dinerillo que no justifiqué!, ¡Ay un monton de ays que decir! Aunque esa no es la cuestion. 
     Si miramos en un baremo el número de nacimientos actual comparado con el de hace 20 años, actualmente hay muchisimos menos y cada vez tiende a haber menos nacimientos, ¿que implica esto? A la larga menos aportaciones a la seguridad social que aunque las pensiones suban, se prevee que en el 2012 empiece a haber déficit en la seguridad social y lo más gracioso es que seremos mas pensionistas para tan pocos aportadores a la SS. La pregunta exacta sería ¿Tendremos pensión cuando llegue el dia del juicio? 

     Volviendo al tema en concreto... ¿quienes en alguna ocasion, entre los que me incluyo, no ha trabajado ingnorando estas obligaciones con el estado? ¿No es una forma de contribuir al empeoramiento de la crisis? ¿Por que un autónomo me cobra 150 € por cambiar el termo de mi casa, (después de solicitar varios presupuestos), si yo lo hago por menos, incluyendo el precio del termo? ¿Por qué aun tenemos en la cabeza lo de "Este trabajito no lo facturo y así me lo ahorro" si al final nos va a afectar?

viernes, 7 de enero de 2011

No queda sino batirnos...


Banda sonora ¡click aquí!

    Vuelas sobre una explanada hacia... la tormenta no te deja verlo bien, parece un castillo inmenso, cada vez más grande. Entre la lluvia y el viento, se acerca la luz de la ventana que estás a punto de atravesar... No eres participe de la escena...

    ... sólo la contemplas...

    Entraron en la habitación sin mediar más que los besos y el desenfreno de la pasión que embriagaba sus cuerpos. Extasiados, corrieron sin dejar de abrazarse ni de dejar de besarse, hacia la cama. Prácticamente se zambulleron entre las sábanas y las almohadas... no les costó apartar el enorme dosel que colgaba del marco ancho y oscuro de la madera de ébano de la que estaba formado el lecho sobre el que ahora sus cuerpos retozaban sudorosos bajos las ropas, desprendiendo el calor y el fuego que desde hacía tiempo anhelaban.
    Ella consiguió liberarse de sus brazos fuertes y se postró sobre él a horcajadas. Le empezó a desabrochar la pesada casaca que llevaba. Él jugaba con la camisa de ella para zafarla de las faldas y enaguas... el cordón estaba desamarrado y se veía con claridad como sus pechos, desesperados por salir, se movían sin cesar bajo la presión de su corsé.
    Al fin consiguió deshacerse de la chaqueta, de la camisa, de su vestido, de sus leotardos, de sus botas y sus zapatos... casi desnudos, ella con las enaguas y la apretada faja y él, tan sólo con la camisa, detuvieron su alocada carrera y se miraron un instante con detenimiento...

   ... su pelo rubio, largo y suelto a mechones de su recogido, caía por su rostro de tez pálida y labios sonrosados. Con la boca abierta y casi gimiendo por la falta de aire, se entreveía su lengua, cálida y húmeda que hasta hace unos instantes tenia dentro de su boca. Su pecho se hinchaba con notoriedad por el peso de la pasión que corre por sus venas... aún sobre él, lo libera de su prisión y deja que él ahora tome su cuerpo semidesnudo.
   ... sus brazos fuertes recorrieron su espalda descubierta y un escalofrío recorrió todo su cuerpo. Su mirada oscura y penetrante la sobrecogía. Su cara, quemada del Sol abrasador de las llanuras por las que habría blandido su espada ensangrentada, la dejaba helada y con el único deseo de ser poseída por su pecho fuerte y varonil, por sus anchas espaldas y musculosos brazos, deseaba que la tierra que invadiría en su última batalla del día fuera la de su cuerpo. Que tomará posesión de la meseta de su vientre, de los montes de su pecho, de los barrancos de su espalda, de sus ríos y sus lagos...

   Antes de que ella se tumbara, él consiguió quitarle el corsé y sus pechos quedaron libres para el destino que les aguardaba con sus manos. Él se tumbó sobre ella y sintió como la pequeña tierra que estaba a punto de invadir, se estremeció bajo sus caderas, ella intentó zafarse y él la sujeto de los brazos colocándolos sobre su pelo que ya se había vuelto rebelde, escapando de su prisión de peineta. Intentó liberarse de sus poderosos brazos inútilmente y dejó escapar un pequeño grito que se mezclaba entre dolor y éxtasis. Gimió de placer al sentir al hombre que estaba a punto de entrar en su fortaleza desprotegida y él notaba el río que se formaba a las puertas del sueño que los dos estaban experimentando.

   La tormenta se agito con más violencia sobre la ventana y los relámpagos no cesaban. Los árboles se estremecían y doblaban de dolor a causa del viento que los balanceaba...

   ... sin embargo ellos se balanceaban al unísono con las crestas de las encinas... pero de placer. Estaban los dos sentados, ella sobre él, los besos se sucedían a mordiscos casi, con tanta desesperación que la agonía por deshacerse de los cuerpos era dolorosa. Querían estar alma con alma.
   El suspiraba sonoramente, ella gemía sin contemplaciones y no dejaba de mover sus caderas sobre el cuerpo del hombre que la estaba abrazando de una forma asfixiante... su pelo brincaba con cada salto, sus ojos, fuera de las órbitas, miraban al cielo clamando el éxtasis definitivo, sus pequeños brazos intentaban aferrarse a la espalda sudorosa del hombre que la tenia por la cintura y que la llevaba al compás del viento sobre los árboles.
   Ella gritaba y gemía aún mas fuerte, él tampoco podía contener su entusiasmo dejando escapar pequeños gemidos hasta que de pronto ella lo apartó sin miramientos y con una fuerza que durante unos instantes le sobrecogieron. El empujón lo dejó tumbado boca arriba y ella a provecho para volver a montarlo a horcajadas, esta vez para dejarle sin aliento... sin aire... sin suspiros... sin un rincón de su cuerpo, acalorado y caliente, que no sintiera placer. Tan ensimismado estaba que no sabía que hacer con sus brazos... ella le guió rápidamente hacia sus pechos, hinchados y dolorosos por toda la pasión desbocada.
   Ella se batía en duelo con sus garras sobre el vientre del hombre que gritaba de dolor y placer al mismo tiempo. A ella ya no se le veían las pupilas, solo unas cuencas blancas enardecidas en contraste por su tez blanca y su pelo claro que ahora caía sobre sus pechos dejando asomar únicamente los pezones, tan erectos que podían atravesar el corazón.
   Decidió que era la hora de tomar las riendas de esa yegua desbocada y domarla como nunca nadie lo había conseguido. Sin retroceder ante la indecisión, la tomo fuertemente de los hombros y la recostó en el catre empapado de sudor, lágrimas y sangre y la tomó a su antojo. Ella despertó del clímax, sorprendida por aquellos brazos descomunales que ahora la ahogaban entre las almohadas. Le dejó entrar con todo el poder que le otorgaba su fuerza y con tanto acierto que no dejó de gritar de placer en ningún momento. Sólo las paredes de piedra y los truenos apagaban los gritos que se confundían entre llantos de dolor y placer por tan pasional encuentro. El también gritó y se estremeció entre las finas piernas blancas de la mujer que ardía ya de cansancio y delirio...

   Rodaron hasta el suelo con las sábanas empapadas, cayendo él bajo el yugo de su dominio esta vez. El fuego de la chimenea acentuó si cabe, la lujuria, el desenfreno, la ira en que se había convertido aquel encuentro tan deseado por ambos.
   Ya no tenían nada de ropa, se habían desprendido de ella en la batalla de la cama. Ahora sus cuerpos desnudos sobre las sábanas en el suelo se contorsionaban con más violencia. Él, rígido, con la respiración agitada, marcaba pectorales y vientre... Ella con los pechos contoneándose, erizados, apoyada sobre las rodillas del hombre, presionaba su nalgas firmes contra las caderas del ser que yacía bajo su placer...

   Desde el otro lado de la ventana sólo se oyen los truenos, la lluvia, el viento entre las ramas del bosque próximo. El agua que cae por la ventana no deja ver con claridad más que dos sombras frente al fuego de la chimenea moviendo al mismo ritmo, uno frente al otro... con espasmódicos sobresaltos... caen al suelo... agotados, abrazados, sudorosos, jadeantes, extasiados...

   ... rendidos de delirio y de placer...

lunes, 3 de enero de 2011

Carta de felicitación..?

(Me enviaron una felicitación para el año nuevo el 31 de diciembre, esta es la respuesta, 3 días más tarde)

Como estás?

    He recibido hoy! el correo de tu felicitación navideña, y es que desde casi el 29 no entraba a verlo y la verdad es que se me ha escapado una sonrisa al ver de quien era. No puedo esperar lo mismo, que se te escape a ti una sonrisa, ya que no he tenido el detalle que si has tenido tú. Quizá esto demuestra la clase de persona que soy ¿no? Muchas veces me pregunto si de verdad merezco esta amistad, si de verdad merezco ese espacio que tienes, en la cabecita y en el corazón, reservado para mi. Porque está claro que puedes recordarme por algo bueno o malo que te haya hecho o dicho, pero sólo serás capaz de enviarme una cosa como esta, si estoy en tu corazón (aunque suene pretencioso el decirlo).

    Este año decidí que sólo respondería los mensajes que me llegaran al móvil y al correo, puesto que en años anteriores, era yo el que los mandaba, no te exagero, eran más de cien mensajes de móvil y otros tantos de correo electrónico. Descubrí, con gran sorpresa, que los que recibí este año, sin haberlo enviado yo antes, se contaban con los dedos de una mano. Me pregunto si de verdad soy tan mala persona o sólo alguien al que quieren olvidar.
    Quiero que sepas que muchas veces me pasó el haberme tropezado con un antiguo compañero de clase y por más que intenté explicarle quién era, habida cuenta de demostrarle que ciertamente estudió donde estudió y de decirle sus dos apellidos, jamás me recordó.

    Esto no me desanima en absoluto, tan solo me parece un dato curioso que confirma mi estadística y mi poca falta de humanidad con las personas que si me enviaron los mensajes, ya que ellos no se merecen que les ponga a prueba. Me disculpo por haberte enviado tarde este mensaje de felicitación navideña, me disculpo por no haberte deseado una entrada de año dando un salto de alegría, y con la esperanza de estar a tiempo de desearte un feliz año nuevo...
    Me entristece (con el corazón en la mano) tener que hacer estas cosas sólo para saber en quién puedo confiar y entregar mi amistad porque, repito, esas personas no se lo merecen. Hubiera podido inventarme alguna tonta excusa de las mías, diciendo que el trabajo me tiene liado etc. etc. para decirte por qué no te envié nada o que me despisté y que así te quedes con la conciencia tranquila... pero sabes? quizá entonces el que no pueda dormir bien sería yo sabiendo, no que he dejado de enviarte una felicitación navideña, sino por haberte engañado.

    Y si en algún momento alguien te para en la calle y dice conocerte, intenta esforzarte un poco en recordar ya que esa persona detuvo su vida durante cinco minutos, para acercarse a la tuya...

PD.: Por si no quedó claro: ¡Feliz año nuevo! deseo de corazón que lo pases (no sólo en estas fechas, sino todo el año) en compañía de los que más te quieren, entre los que, humildemente, me incluyo.

José Viridiana